Crear un espacio en donde te encuentres cómodo y agusto, ese lugar al que gustamos de llamar hogar, no debe reñir con las tendencias en decoración actuales. Hablando con nuestros amigos de Mundo Flor, hemos perdido el miedo a la decoración. Gracias a las tendencias para este año, donde el minimalismo persevera en un claro contraste con el maximalismo creciente.
Hablar de decoración de interiores, es hablar de crear un hogar. Este año, crear un espacio acorde a nuestro propio entender, parece encajar perfectamente con las tendencias actuales. Para los amantes de la decoración la tarea no solo resulta sencilla, es por igual toda una experiencia gratificante. A los que la decoración les resulta más bien tediosa, pueden ejercer su derecho a colocar cada mueble diferente en el lugar que más les plazca. ¿Por qué? Sencillamente porque prevalece el interiorismo vintage, el mueble reciclado y el contraste entre estilos.
Todo vale en la decoración del hogar. Como viene sucediendo en el mundo de la moda, las fusiones entre estilos, están a la orden del día. Es más, no se concibe la estética de lo clásico sin romper la línea con algo moderno o desenfadado que aporte calor a esa frialdad.
Dentro del sesgo maximalista, el panorama decorativo ofrece otra perspectiva, más color, mas personalización y por su puesto más versátil. En contraposición con ese minimalismo cálido en el que menos es más y se crean espacios acogedores sin sobrecargar.
Para este año, se ensalza la imperfección. Una filosofía estética conocida como wabi-sabi (que no wasabi), se fundamenta en la belleza de lo imperfecto. En este caso, artículos impermanentes e incompletos. Mostrar los materiales con los que se crean los artículos decorativos o el propio mobiliario de manera natural. En crudo, podríamos decir ya que la terminología adaptada para este concepto es el vocablo raw (crudo para los amigos). Con esta filosofía decorativa se disfrutan de las perfectas imperfecciones que ofrecen las texturas sin pulir.
Expertos en interiorismo, avanzan los materiales que llegan a los hogares para quedarse: madera maciza, mármol de alto contraste, piel, fibras y textiles naturales, entre otros. Toda una amplia gama de materiales orgánicos que se muestran tal cual son. La belleza que muestran sus acabados sin acabar, procede de las texturas en bruto y sus consiguientes imperfecciones.
En cuanto a la gama tonal, los materiales de elección son de tonalidades suaves y claras: madera clara natural, crudo, porcelana y para los más exigentes, mármol rosa, estarán presentes en las tiendas durante todo este año. Algodón orgánico es el textil de elección para las cortinas y cojines que decorarán ventanas y sofás, en tanto que el borreguito, pasa de se el forro de las cazadoras de pana o vaqueras al forma parte de butacas y pufs. Calidez y confort en los espacios, gracias a estos materiales.
Detalles que crean hogares
La sostenibilidad también se haya presente en la decoración. Crear espacios sostenibles gracias al reciclado ya no es tendencia, es moda en estado puro. Tal vez, más que moda se convierta en una filosofía donde impere el wabi-sabi. Azulejos artesanales para las paredes, mobiliario tradicional, agrícola, artesano y elaborado con materiales tan rústicos como la cuerda y la paja, en connivencia con el mármol y la artesanía más valorada.
En los suelos, prevalecen terrazo y cemento que otorgan esa calidez que encontramos en lo rústico y minimalista. Cerámica y barro, se colarán en las viviendas a través de la artesanía. Las piezas de estos materiales hechas a mano, cobran protagonismo y vuelven a estar en la cresta de la ola decorativa. Volveremos a beber agua del botijo y vino del porrón o la bota, pasando a ser algo más que meros souvenirs o elementos decorativos.
Todos los productos y artículos de producción local y artesanal apuntan a ser la elección del consumidor. Estos objetos cuentan con el valor añadido de la personalidad que otorgan al lugar donde se ubican. Al lado de la artesanía, los citados elementos reciclados. Su impacto positivo y responsable con el medio ambiente es señal de que el pensamiento esta cambiando. Huimos del consumismo puro para consumir lo necesario.
La decoración de estilo mediterráneo se acerca más a los hogares. El minimalismo imperante en este estilo decorativo, obvia lo ornamental para ensalzar la belleza de las pocas piezas que decoren cada rincón elegido de la casa. Clave del minimalismo es el detalle útil. Todo vale y nada sobra dentro de un espacio minimalista.
Diamante en bruto y sin pulir
No vuelve el papel pintado a las paredes por vintage que sea. Tampoco vuelve a estar de moda el gotelé. Afortunadamente la tendencia sigue siendo mantener los acabados vistos. El cemento o los muros de las viviendas, se quedan como están o se destapan. Pinturas con efecto cemento o revestimientos naturales como la arcilla o el mortero de cal, rivalizan con el ladrillo visto en el interior de las viviendas.
Los muebles de obra imperan en las reformas. ¿Para qué comprar estanterías si puedo incrustarlas en la pared? Formas y espacios construidos al gusto, acordes con la decoración y con ese aire rústico y natural que ofrecen los materiales en bruto.
Dentro del maximalismo, este se vuelve ecléctico. Ya lo dicen los expertos y se aplica en todos los campos: los extremos, se tocan. Los rincones maximalistas se encargan de mostrar la personalidad de quien lo habite.
Vintage, color, calidez, antigüedades y ese punto ecléctico que abarca todo. Imprimir el sello personal en nuestro espacio vital y físico, prima en esta temporada decorativa. Se acaban los artículos de moda, con nombre y estilo propio (a la par que ajeno) para implantar piezas y objetos de origen y creación desconocidos. Este toque, pule el espacio personal de cada uno haciendo que destaque lo único y personal sobre lo que todos pueden adquirir en cualquier tienda.
En contraste con el minimalismo, lo recargado, la variedad cromática, el arte, las plantas, los objetos sentimentales y la amplitud de texturas que se utilizan en los espacios maximalistas, redundan en un todo vale, aunque para nada sirva.
Para que no se asusten los que cuentan con menos recursos, cabe añadir que, incluso los profesionales y entendidos en decoración, advierten que no es menester realizar grandes inversiones para lograr la conjunción perfecta en la decoración del hogar.
Piezas antiguas que podamos rescatar, reciclar elementos decorativos de otras épocas y combinarlos con artículos económicos, proporcionan el efecto vintage deseado y pretendido. No es cuestión de economía, si no de ingenio.
En el sentido decorativo, tras la pandemia, se han impuesto los extremos. Del minimalismo que refleja la búsqueda personal de la calma y el equilibrio interior al maximalismo, que pretende aportar personalidad al espacio para humanizarlo y sentirlo suyo, aludiendo a una mezcla de estilos e identidades sin límite.
Resulta que la decoración es una muestra de como se encuentra nuestro interior. Desde la calma que se inspira en la naturaleza, en busca de la paz, la tranquilidad y el sosiego que aporta lo que es verdaderamente importante. No se necesita más que lo elemental, lo básico. Hasta la estridencia estrambótica que aúna colores, texturas y mezcla de estilos y épocas. Este último batiburrillo de desorden ordenado o caos calmo, es un devenir de lo sufrido durante ese duro confinamiento.
Como fuere, como sea, la decoración como la moda, al final cuentan con el sello personal y propio de quien la crea para si mismo. Afortunadamente, nos encontramos en un momento de búsqueda de lo personal donde no nos gusta ser como los demás. Tanto a la hora de vestir el cuerpo como la casa, buscamos desmarcarnos y contar con nuestra propia impronta.