Empresas como Frimavi, expertas en refrigeración industrial de todo tipo, deben su existo a la evolución y la tecnología que ha sido capaz de dar solución a uno de los grandes problemas de la humidad: escapar del calor y conservar los alimentos. Para ambas cuestiones, ha sido necesario poder “fabricar” el frio, del mismo modo que se creó el fuego. Posiblemente no nos hayamos parado a pensarlo mucho, pero es así: tanto el frio como el calor, eran necesarios para la vida y se crearon de manera artificial. Aunque sobre el fuego es más habitual hablar y todos más o menos sabemos de su historia y de cómo su descubrimiento cambio la historia de la humanidad, del frio y los métodos de refrigeración, poco sabemos o, poco se habla.
Pero ¿Qué sería de nosotros sin algo tan común como la nevera? En la actualidad, la nevera es parte indispensable de todos los hogares. No podemos vivir sin ella y cuando se estropea, un extraño escalofrío, nos recorre el cuerpo. ¡Horror! Todo se echará a perder. Los sistemas de refrigeración están a la orden del día. Tanto los de refrigeración industrial o domestica como los aires acondicionados y demás aspectos relacionados con la climatización. Le frío es necesario en muchos ámbitos y, como sucede con el calor, tenemos asumido que ahí está para nosotros. No nos planteamos más.
Sin embargo a algunos nos pica la curiosidad y nos gusta saber sobre esas curiosidades que nos pican. En este caso, lo que nos inquieta es cómo ha evolucionado algo tan “simple” como la nevera. Cuáles son sus orígenes y como la tecnología ha hecho posible que las neveras actuales sean más inteligentes que algunas personas (si, hay que decir que mientras algunas personas no saben hacerse una compra en condiciones, las neveras actuales son perfectamente capaces de elaborar la lista de la compra ideal). Así que si eres de esas mentes inquietas y curiosas que gustan de tener información de todo tipo aunque sea innecesaria, sigue leyendo y podrás informar a otros sobre cómo fue que los métodos de conservación, evolucionaron tanto.
Evolución inminente
Pongámonos en situación: cargamos bloques de hielo por la calle para poder mantener fríos esos ricos helados que hemos comprado, conservar la comida que hemos metido en el tupper o enfriar esa cerveza que no puede tomarse a otra temperatura que no sea los cero grados. Así era el asunto hace tan solo unas décadas, cuando nuestros abuelos, cargaban esos bloques de hielo hasta sus casas para fabricar sus neveras.
Sin embargo, vamos a remontarnos más atrás en el tiempo. Ya en la prehistoria se encuentran las primeras técnicas de conservación de alimentos rudimentarias en las que se utilizaba el frio y las corrientes de aire que se producían en las cuevas, para almacenar y mantener frescos los alimentos. Esa técnica primitiva, evolucionó hacia la excavación de pozos en los cuales, nuestros milenarios ancestros, almacenaban nieve y hielo del invierno junto con los alimentos para mantenerlos más tiempo.
Pasaron siglos y siglos en los que esos métodos de conservación meramente instintivos, dieron como resultado las primeras estructuras arquitectónicas diseñadas exclusivamente para la conservación de los alimentos. Hablamos de estructuras arquitectónicas y no de pequeños rincones en cuevas. En el siglo XV, al parecer se construían pozos de nieve cubiertos y con orientación norte para poder aprovechar al máximo las temperaturas más bajas. Poco a poco se introducían nuevas técnicas de aislamiento con paja, helechos y otras plantas.
Entre los siglos XVI y XIX, los bloques de hielo eran todo un negocio que vio la luz con objeto de ser comercializado para que se utilizaran en los procesos de conservación de los alimentos, tanto a nivel comercial como particular.
Estos pasos que la humanidad daba en torno a la creación de frio para refrigerar los alimentos, empezaron a convertirse en zancadas allá por el año mil ochocientos tres. En aquel momento, ante la necesidad surgida de contar con un espacio en la casa para poder mantener el hielo necesario y los alimentos con el mismo conservados, un estadounidense llamado Thomas Moore, creó la primera nevera. Esta rudimentaria nevera domestica consistía en un armario que enfriaba gracias a una mezcla de hielo y sal que permitía mantener los alimentos en buen estado. Los primeros modelos diseñados, requería que los alimentos estuvieran en contacto directo con el hielo, pero no se tardó mucho en avanzar en la creación de modelos en los que se disponían en compartimentos separados. La imparable evolución y el avance del diseño de estas primeras neveras, llevaron a los creadores a introducir un grifo en el compartimento del hielo. Esto hacia posible aprovechar el deshielo para obtener agua fría.
A lo largo de todo el siglo XIX, la nevera, fue experimentando cambios de forma gradual, llegando en mil novecientos veintisiete a construirse la primera nevera eléctrica. El siglo XX, prometía avances de todo tipo para este indispensable de las cocinas. Las neveras tenían diseños más amplios, eran más altas y sofisticadas que sus predecesoras y empezaban a incluir accesorios como cajones o baldas para poder disponer los alimentos como conviniera. Los depósitos de hielo eran más innovadores y los sistemas de desagüe también eran más eficientes. Inevitablemente, se mejoró la estética donde los primeros modelos, blancos y esmaltados, hacían apología de la asepsia que procuraba refrigerar los alimentos en ellos.
En nuestro país, los armarios nevera convivieron las neveras eléctricas hasta los años sesenta. Nunca hemos sido los primeros en ciertas cosas y mucho menos en cuestiones de avance tecnológico. España era por aquellos tiempos un país pobre en el que las familias no podían adquirir neveras eléctricas por dos razones: su elevado coste y el consumo eléctrico necesario. Así que, hasta los sesenta, muchos españoles no podían disponer de su propia nevera eléctrica.
Innovación tecnológica y diseño
En las últimas décadas, la nevera ha experimentado continuas mejoras e innovaciones, tanto a nivel tecnológico como de diseño. Lejos quedan hoy aquellos armarios nevera o las primeras neveras eléctricas semejantes a bastas y toscas cajas fuertes. Ante la necesidad de abaratar los costes, mejorar la seguridad y la utilidad de las neveras en las cocinas, la tecnología ha seguido avanzando imparable. De la nevera, pasamos a los primeros frigoríficos con sus puertas cerradas herméticamente. Posteriormente, se incluiría el cierre magnético y se incluirían elementos decorativos a los sistemas de refrigeración más eficientes, a través de circuitos cerrados de gas refrigerador.
Todos estos pequeños y útiles avances han continuado a lo largo de estas últimas décadas. En la actualidad, las mejoras técnicas, tecnológicas y la innovación se suceden de forma constante. Lejos ya de esas rudimentarias neveras que enfriaban a base de hielo y sal, los frigoríficos actuales, funciona con sistemas de refrigeración más eficientes. Uno de esos avances puede ser la tecnología Long Life No Frost que permite que los alimentos se mantengan frescos y saludables durante mucho más tiempo, debido a los circuitos de recirculación independientes que poseen. Los motores de alta eficiencia que se utilizan son más silenciosos y responsables con el medio ambiente y los niveles de consumo, son inferiores a lo que eran las primeras neveras y muchos de los antecesores de los frigoríficos actuales.
Aunque sin duda, lo más habitual es disponer de una nevera o frigorífico con un congelador para mantener los alimentos conservados en condiciones óptimas, no hay que olvidar que vivimos en la era de los alimentos congelados, también existe la posibilidad de contar con un congelador aparte. En cuestiones de frio, disponemos de tantas opciones como necesidades tengamos.
La invención de las neveras, dio paso a la del congelador que, partiendo de la misma base, tiene una misión similar aunque con matices: la nevera mantiene y refrigera y congelador, congela, lo que hace que los alimentos se mantengan más tiempo en buen estado.
En cuestiones de diseño, la tecnología ha hecho posible que tengamos a nuestra disposición modelos tan avanzados que muestren el interior de la nevera sin que tengamos que abrir la puerta. Frigoríficos inteligentes que detectan cuando falta un alimento y te hace la lista de la compra. Frigoríficos con puertas de cristal que permiten ver su interior con solo pulsar un botón o frigoríficos que tienen una pantalla en la que puedes ver su interior o tu programa favorito.
Los hay más grandes y más compactos. De tipo americano con dos puertas verticales o tipo combi con congelador abajo. Acabados de lujo o acabados más sencillos. Materiales eficientes, colores metálicos, blancos, negros, elegantes o divertidos… de diseño moderno y vanguardista o retro, evocando aquellas primeras neveras domesticas eléctricas de los cincuenta.
Siglos de evolución paulatina que dieron como resultado una repentina e impactante evolución que revolucionó el sector de la alimentación. Si los sistemas de refrigeración de alimentos no hubieran evolucionado del modo en que lo ha hecho, difícilmente podríamos producir tantos alimentos y abastecer a la población y por supuesto, tampoco podríamos conservar los alimentos de la manera en que lo hacemos ni disponer de tal variedad de productos en nuestras neveras. Sin este aparato tan común, a buen seguro, nuestra vida sería muy diferente.