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Estudiar un año en el extranjero

Siempre se ha dicho que la mejor manera de aprender un idioma, es aprenderlo en el lugar en el que se habla. De hecho, la forma en que intentamos convertirnos en bilingües en nuestro país y del todo antinatural, razón por la que nos cuesta tanto aprender a hablar otros idiomas. Solo hay que pararse un instante a pensar en ello: cuando empiezas a hablar a la tierna edad de unos pocos meses de vida, lo haces de forma natural, a partir de lo que oyes, escuchas y aprendes sin forzar. No hay nadie enseñándote gramática, sintaxis o formas verbales. Eso viene después. Sin embargo, cuando se trata de aprender un idioma que no es el tuyo, empiezan por esta parte, con lo que el aprendizaje es lento e ineficiente.

Formar parte de un programa formativo en el extranjero, es la mejor manera de que los jóvenes, aprendan a hablar idiomas, desde la raíz. Aunque luego eso tenga que ser reforzado por clases de gramática y demás. Esta oferta educativa, bastante asentada desde hace décadas, se encuentra todavía vigente y sigue siendo considerada como la mejor manera de mejorar el expediente académico, enriquecerse culturalmente y desarrollarse como persona, a parte de aprender un idioma como debe ser.

Centros especializados, como CLS Idiomas, ofrecen una oferta formativa completa para acceder a estudiar fuera de nuestras fronteras. Los destinos son muchos y van más allá de los consabidos Reino Unido y Estados Unidos, de toda la vida. Italia, Canadá, Francia… son algunos de los países que cuentan con la posibilidad de recibir estudiantes españoles en sus aulas.

Cuando entras en la adolescencia y se empieza la etapa escolar más controvertida a nivel personal, los años de instituto, todo lo que sucede, es de vital importancia. Las experiencias vitales compartidas por los alumnos, todo lo relacionado, no solo con la cuestión académica, también con la social que empieza a cobrar mayor relevancia, van a determinar en gran medida, la persona en la que el alumno, se convierta. Pasar por esta etapa haciendo todo lo que este al alcance de cada uno para acuñar vivencias, experiencia y aprendizaje, es la mejor forma de no caer en esa parte negativa que acompaña a la adolescencia: los altibajos emocionales, la búsqueda de la identidad, encontrarse a uno mismo, las dudas, etc.

Cursar un año escolar en un país diferente, puede ayudar a que esta etapa, minimice el impacto de esos malos momentos que, los adolescentes pasan. Vivir experiencias nuevas, aprender, conocer gente, son algunos de los puntos fuertes de esta experiencia vital única.

Más allá de lo evidente, razones para irse un año al extranjero

Se trata de una experiencia que todo el mundo debería poder vivir en ese momento justo de la vida. Obviamente, sabemos que todo el mundo no esta preparado para hacerlo, ni tiene el interés y la motivación suficiente. Para los que apuestan por el futuro, por la experiencia y lo que reporta, desvelamos en este post, algunas razones de peso para dejar a un lado las dudas y aventurarse en este reto.

La curiosidad, el espíritu aventurero y un brillante porvenir académico, hacen que un estudiante, sueñe con destacar, marcar la diferencia y labrarse un futuro mejor. Cursar un año escolar en el extranjero es la oportunidad que todo estudiante espera poder tener. Una nueva experiencia que rompe con la rutina y ofrece la oportunidad de adquirir otras competencias, aprender otro idioma y al mismo tiempo, continuar con los estudios.

Razones para que no dejes pasar la oportunidad si se te ha presentado la ocasión, existen muchas, entre ellas:

  • Convertirse en bilingüe y sin apenas esfuerzo. Un buen día, te levantarás pensando en inglés, francés o el idioma que te guste. Vivimos en un mundo tan competitivo que ser bilingüe es indispensable para el futuro laboral. Añadido a un buen expediente académico, es la mejor forma de diferenciarse. La mejor manera de aprender un idioma es viéndose obligado a utilizarlo. Un año escolar en el extranjero, garantiza convertirse en bilingüe de la forma más sencilla, puesto que la inmersión lingüística es la única forma de exponerse de lleno y a diario, a la nueva lengua: en clase, relacionándose con los compañeros o la familia de acogida, yendo de compras, etc. Viviendo en un entorno en el cual se habla, escucha y piensa en el idioma elegido.
  • Una experiencia única, como si fuera una película. Para los que sueñan con la posibilidad de conocer otras culturas y adentrarse en lo desconocido. La mayoría ya tienen un país de ensueño en su mente para, llegado el caso, vivir su experiencia. Independientemente de que se trata de Irlanda o Alemania, Canadá o EE.UU. la oportunidad de formarse en otro país, permite sumergirse en un sistema educativo diferente, a través del cual, conocer otra cultura y entorno competente, hará que desarrolles al máximo tus capacidades.
  • Una apuesta por tu futuro. Ante la incertidumbre que ofrece este mundo en el que cada vez, resulta más difícil, labrarse un buen futuro laboral, la preocupación sobre el resultado de los esfuerzos realizados, superan a muchos jóvenes en formación. Los que piensan menos y actúan más, deciden destacar y diferenciarse marchándose fuera a estudiar. No solo se trata del aprendizaje del idioma, la experiencia formativa ayuda a mejorar ese curriculum académico. Al mismo tiempo que, adentrarse en otra cultura, permite abrir la mente y apostar por un desarrollo académico sin límites, con un carácter más analítico, reflexivo y crítico que, en el futuro, te hará más resolutivo, constructivo y, dotará de la capacidad de observar desde diferentes perspectivas.
  • Beneficios del otro país. Al sumergirte de lleno en una cultura nueva y diferente, se amplían de tal manera los conocimientos que enriqueces la mente y el espíritu. Estamos acostumbrados a llevar un estilo de vida que, creemos semejante al de otros países y culturas, cuando en realidad no es así. Esta experiencia permite ir más allá, y darse cuenta de que cada cultura es única y, a lo largo de un año escolar, podrás descubrir y explorar todo aquello que los libros, películas o series no muestran. Se trata de una invitación a la satisfacción de la curiosidad, a la apertura ante lo diferente, a cuestionarse lo propio y aprender a respetar todas las culturas por diferentes que nos resulten.
  • Saca lo mejor de ti. Se trata de una experiencia vital tras la que cambiará tu forma de ver y entender el mundo, lo que quiere decir que cambiará tu vida, puesto que la percepción sobre ella, será diferente. Saldrás de tu casa, la zona de confort, convivirás con personas desconocidas, harás nuevos amigos, aprenderás un idioma, vivirás anécdotas divertidas y crecerás a todos los niveles. El desarrollo de la actitud responsable e independiente, la mejora de la sociabilidad y la adquisición de un trato respetuoso con el entorno, te harán madurar como persona. Cualidades que no se aprenden en los libros ni en el sofá de la habitación.
  • Crearas amistades sin fronteras. No puede ser de otra manera, pasar un año escolar en el extranjero es garantía de socialización absoluta, compañerismo y creación de amistades que durarán toda la vida. El desarrollo de unos lazos afectivos y vínculos fuertes, acompañan a todo aquel que acepta el resto de vivir esta experiencia.

Regreso a casa

Hemos hablado de todo lo que ofrece la experiencia, las posibilidades, las razones que hay que considerar a la hora de decidirse a dar este paso tan trascendental en la vida de un alumno. Si te aventuras y aceptas el reto, tienes que ser consciente de que todo principio, tiene su final. Cuando pase el año, tocará regresar.

Adaptarse a estudiar fuera es un proceso, pero el retorno, conlleva otro de readaptación que puede variar mucho, en función del estudiante, su bagaje cultural, la madurez o el país en el que haya vivido.

Algunos aspectos a considerar a la hora de volver son el choque cultural inverso. La readaptación a la antigua rutina, puede ser difícil, por lo que conviene evitar comparaciones. Readaptarse a la vida cotidiana, puede requerir tiempo, pero poco a poco, te vas reubicando y retomando el ritmo de tu vida.

La conexión con el país de acogida, en ocasiones es tan fuerte que cuesta dejarlo atrás para retomar la vida antes del viaje. Es importante seguir en contacto con las personas que te acogieron una vez, vuelvas a tu entorno habitual.

A parte de estos puntos más complicados y que habrá que tomar con calma para procurar una buena readaptación, los estudiantes, vuelven con mayor conciencia sobre si mismos y siendo mas independientes. Como cabe esperar, gracias a esta experiencia, el dominio del idioma se convierte en un superpoder que, para que no caiga en desgracia, deberás seguir ejercitando.

Como decíamos al principio de este post, cursar un año escolar en el extranjero, es una experiencia por la que todo estudiante, debería pasar. Las posibilidades que ofrece a nivel académico no son el factor mas importante en realidad. Se trata de un conjunto de aprendizajes que hacen que, el estudiante, mejore a todos los niveles.

 

 

 

 

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