Te cuento cómo aprendí a dejar de agobiarme cada vez que tenía que ir al médico.

Sin duda, una de las cosas que más me ha agobiado en toda mi vida es tener que ir al médico. Además, siempre me han parecido una broma del destino las experiencias por las que he tenido que pasar, ya que, cuanto más miedo o agobio tenía de ir ¡más veces tenía que pasar por ello!

Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo y me hacía más mayor, me daba cada vez más cuenta de que tenía que superar ese miedo sí o sí.

Así que, si eres una persona parecida a mí y sientes miedo cada vez que vas a ir al médico, puedes respirar tranquilo: tiene solución, y si quieres conocerla te animo a leer este artículo.

¡No te arrepentirás!

Principales causas que originan ese miedo.

El primer paso para poder superar nuestro miedo, es poder entender qué es lo que lo causa. Esto tiene bastante sentido, ya que a raíz del entendimiento de la causa que nos genera ese miedo o incertidumbre, podremos controlarlo mejor.

Para poder empezar a entenderlo, debemos ponerle nombre: La fobia a ir al médico o a los resultados de una consulta médica se llama Iatrofobia, y entre los síntomas que nos alertan que la padecemos encontramos los siguientes:

  • Ansiedad extrema ante la idea de acudir a una cita.
  • Evitación.
  • Síntomas físicos.
  • Pensamientos intrusivos negativos.
  • Ataques de pánico.
  • Fobia específica (como la belonefobia o el miedo a las agujas).
  • Temor al dolor o al malestar.
  • Preocupación por el diagnóstico.

Si te ocurre como me pasaba a mí y sientes algunos de estos síntomas antes de acudir a tu cita o ante la idea de tomar una cita con tu médico, probablemente sufras esta fobia. Asimismo, esta fobia tiene su origen en alguna de las siguientes causas que desencadenaron ese miedo irracional que sufres actualmente, las cuales son:

  1. Experiencias previas traumáticas.

Puede que en el pasado hayas vivido una experiencia que te haya marcado para siempre, a pesar de que vivir esta experiencia no signifique que puedas vayas a volver vivirla en otro momento presente o futuro. Estas experiencias suelen ocurrir durante la infancia, que es cuando menos control tenemos de nosotros mismos y de nuestras emociones, pero de igual forma, si sufrimos una mala experiencia durante la adultez, también relacionaremos cada visita futura con esa experiencia si no logramos superarlo en su momento.

Otra manera de sentirnos mal a la hora de ir al médico es a través de otras experiencias que hayamos oído en personas cercanas a nosotros, y personalmente, yo sufrí todas ellas; sentía miedo por una vez que me sacaron sangre de pequeña y lo pasé fatal, pero también me sentía mal al oír que mi familia había sufrido malas experiencias durante su adultez a la hora de acudir al médico. Al final, lo que sentía era un cúmulo de malas sensaciones (la mayoría sin fundamento) que me atacaban cada vez que me tenía que enfrentar a una cita médica.

  1. Miedo a lo desconocido.

Otra de las causas más comunes es el miedo o la incertidumbre o a lo desconocido. El diagnóstico es una de ellas, ya que cuando nos sentimos mal y acudimos a una consulta la mayoría de nosotros solemos sentirnos inquietos ante la idea de recibir un mal diagnóstico sobre nuestra salud.

Las pruebas médicas también suelen ser lo peor para nuestra cabeza, ya que, a pesar de que el médico nos cuenta todo lo que vamos a experimentar durante ellas (lo cual suele ser indoloro) nosotros solemos imaginarnos lo peor, ya que jamás nos hemos realizado tales pruebas como esas (a través de pensamientos intrusivos).

  1. Temor al dolor o al malestar.

Por último, la causa que nos hace sentirnos aún peor es el miedo al dolor. A pesar de que, por lo general, la mayoría de los procedimientos médicos suelen ser indoloros (aunque algo molestos) el temor a que nos manipulen y nos realicen procedimientos invasivos es algo realmente racional. Este temor solemos tenerlo todas las personas, pero es importante destacar que las personas con iatrofobia o miedo al médico suelen pasarlo tres veces peor que el resto de personas ¡imagínate!

Estas son las causas más comunes que nos causan temor, y que a mí por supuesto, también me atacaban psicológicamente desencadenando síntomas en mi cuerpo como ansiedad, dolor de estómago, diarrea, mareos y hasta depresión. Aun así, todo cambió cuando logré comprender cómo parar de sentirme así.

¿Cómo logré calmarme a la hora de ir al médico?

Antes de dar ningún consejo, debo aclarar una cosa: cuando voy al médico, sigo sintiéndome inquieta y a veces tengo miedo, aunque la diferencia hoy día es clara ¡ya que no dejo que este miedo me domine! Ahora veo el miedo como algo natural que puedo controlar de muchas formas, como te explico a continuación:

Lo primero que aprendí, es que a través de este miedo perdía muchísimo tiempo de mi vida. Cuando me llamaban a una cita para el lunes un viernes, yo ya me sentía totalmente desconsolada e inquieta durante todo el fin de semana, causándome agotamiento físico y mental en todo el cuerpo hasta el día de la cita. Lo peor era, que en la mayoría de ocasiones esta cita o intervención no duraba más de 5 minutos o una hora ¡y había perdido todo el fin de semana preocupada! Así que me dije:

  • No puedes dejar que un mal rato o momento domine toda tu vida. En serio, no merece nada la pena.

Una de las cosas que más me ayudó a superar esto, fue la técnica del Mindfulness, que defiende que debemos enfocarnos en el presente, el aquí y el ahora. Esta técnica no es útil sólo contra la ansiedad, sino que además nos ayuda a sentirnos más distraídos y calmados frente a cualquier problema futuro que aun no hemos enfrentado y que ni siquiera sabremos como nos afectará.

Lo segundo que aprendí, es que los médicos están ahí para ayudarnos ¡en serio! Es cierto que, en la mayoría de las ocasiones, me he topado con médicos algo insensibles que sólo querían hacer su trabajo y no les importaba mucho mi ataque de nervios. Sin embargo, los que realmente tenemos que poner los límites somos nosotros. Al fin y al cabo, ellos son los profesionales, y en el caso de que sintamos un miedo extremo de realizarnos un tratamiento en el dentista, debemos comunicarlo para poder disfrutar de técnicas que nos ayuden como la sedación consciente de la que nos hablan los expertos de la clínica SmileMe. Así que deduje lo siguiente:

  • La comunicación con tu médico es la clave que calmará tus nervios. Ellos sabrán que hacer, no te calles nada ¡es peor!

Una vez entendí esto, pasé al siguiente paso: el momento de la intervención. Sin duda, yo era la que más nerviosa se ponía a la hora de realizarme una analítica de sangre, y me sigue pasando. Sin embargo, existen unas técnicas que me ayudan muchísimo a relajar cada parte de mi cuerpo: las técnicas de respiración. Si conoces el yoga, o el pilates, sabrás que controlando la respiración puedes controlar toda tu mente y tu cuerpo ante cualquier estímulo externo ¿Verdad? Pues con esto ocurre lo mismo. De modo que:

  • Aprendí que cuando me sentía nerviosa, debía respirar de forma consciente, concentrándome en mi respiración en vez de distraerme con cualquier estímulo. La respiración profunda en 4 fases, es la que más me ayudó.

Al tener controlada la respiración, podía sentirme muchísimo mejor, y tras esto, podía dar paso a la siguiente lección que aprendí: no todo tiene por qué ser malo. Lo peor de los pensamientos intrusivos, es que nos engañan haciéndonos creer que algo muy malo nos va a pasar, y que, además, no podremos controlarlo. Sin embargo, esto no sólo es falso, sino que además la mayoría de las veces nada es tan malo como creemos.

  • No quieras tener el control de lo que ocurre; suelta esta presión, y confía en que te mereces algo bueno ¡puede que te sorprendas!

Y, por último, lo que más te animo a practicar ante un miedo extremo, es la risa. De verdad, puede parecer imposible, pero una vez te rías de tus miedos y les hagas un “Riddikulus” citando a Harry Potter, te sentirás invencible ante cualquier situación ¡te lo prometo!

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