La sonrisa es una de las primeras cosas en las que nos fijamos al conocer a alguien. Tener dientes blancos y relucientes se ha convertido en un objetivo estético para muchas personas, y por ello, los tratamientos de blanqueamiento dental han ganado una gran repercusión en los últimos años. Pero, ¿realmente todo el mundo puede acceder a este procedimiento? La respuesta no es tan sencilla como podría parecer. Existen varios factores que determinan si una persona es candidata ideal para el blanqueamiento dental y, sobre todo, si este procedimiento es seguro en cada caso particular.
¿Cómo funciona el blanqueamiento dental?
Antes de analizar quiénes pueden someterse a este procedimiento, es importante entender en qué consiste el blanqueamiento dental. Se trata de un proceso en el que se utilizan agentes químicos, como el peróxido de carbamida o el peróxido de hidrógeno, para aclarar el color de los dientes. Estos compuestos penetran en el esmalte y la dentina, descomponiendo las moléculas que provocan manchas o decoloraciones.
Los tratamientos pueden realizarse en una clínica dental bajo supervisión profesional o en casa con productos comerciales. Sin embargo, la efectividad y seguridad dependen en gran medida del estado de la dentadura y del seguimiento adecuado de las indicaciones.
Existen diversos tipos de blanqueamiento:
- Blanqueamiento en consulta dental: es el método más efectivo y rápido, realizado por un odontólogo con productos de alta concentración y luz LED.
- Blanqueamiento con cubetas personalizadas: se usa un gel blanqueador en casa con moldes adaptados a la dentadura del paciente.
- Blanqueamiento con tiras o geles comerciales: se trata de productos de venta libre, menos potentes, pero accesibles y fáciles de usar.
- Blanqueamiento con pastas dentales y enjuagues: son opciones más suaves que pueden ayudar a mantener los resultados tras un tratamiento profesional.
¿Cómo se realizan los blanqueamientos en casa y en la clínica?
Los blanqueamientos dentales pueden llevarse a cabo tanto en una clínica odontológica como en el hogar, aunque cada método tiene sus propias ventajas y limitaciones.
En la clínica, el procedimiento es supervisado por un especialista y se emplean productos con mayor concentración de agentes blanqueadores. Generalmente, se aplica un gel de peróxido de hidrógeno sobre los dientes y se activa con una luz LED o láser, lo que acelera el proceso y permite obtener resultados visibles en una sola sesión. Dependiendo del grado de decoloración, pueden ser necesarias varias visitas. Este método es rápido, eficaz y seguro, ya que el dentista puede controlar cualquier posible efecto secundario, como la sensibilidad dental.
Por otro lado, los blanqueamientos caseros pueden realizarse con productos comerciales o mediante tratamientos recomendados por un dentista. Las opciones incluyen tiras blanqueadoras, geles con cubetas personalizadas y pastas dentales específicas. Estos productos tienen una concentración menor de agentes blanqueadores y requieren más tiempo para mostrar resultados, pero pueden ser una alternativa más accesible. Sin embargo, el uso inadecuado de estos métodos puede causar irritación en las encías o desgaste del esmalte, por lo que es fundamental seguir las indicaciones del fabricante o de un profesional.
¿Todos los dientes pueden blanquearse por igual?
Uno de los errores más comunes es pensar que cualquier diente puede blanquearse hasta alcanzar un color uniforme. En realidad, los resultados varían según la estructura dental, la causa de la pigmentación y el tipo de blanqueamiento empleado.
Los dientes naturales responden mejor al tratamiento que aquellos que tienen empastes, carillas o coronas. Los materiales artificiales no cambian de color con el peróxido, lo que puede generar un contraste poco estético si se realiza un blanqueamiento sin planificación previa.
Además, el tipo de manchas influye mucho en la eficacia del blanqueamiento:
- Manchas extrínsecas: son las causadas por alimentos, bebidas y tabaco. Responden bien a los tratamientos.
- Manchas intrínsecas: están dentro del diente y pueden deberse a medicamentos, traumatismos o fluorosis. Son más difíciles de eliminar.
- Dientes envejecidos: pierden esmalte con el tiempo, dejando ver la dentina amarillenta.
¿Quiénes deberían evitar el blanqueamiento dental?
Aunque el blanqueamiento dental es seguro en la mayoría de los casos, existen situaciones en las que no está recomendado. Algunas personas pueden experimentar efectos adversos o simplemente no obtener los resultados deseados. Entre los casos en los que no se recomienda este tratamiento están:
- Menores de edad: los dientes de los niños y adolescentes aún están en desarrollo, por lo que someterlos a un blanqueamiento podría debilitar el esmalte y aumentar la sensibilidad.
- Personas con dientes muy sensibles: si alguien ya sufre de sensibilidad dental, el blanqueamiento puede agravar este problema, causando molestias intensas.
- Mujeres embarazadas o en periodo de lactancia: aunque no hay estudios concluyentes sobre los efectos del blanqueamiento en estas etapas, se recomienda evitarlo por precaución.
- Personas con problemas de encías o caries: si hay infecciones o problemas bucales sin tratar, el peróxido puede empeorar la situación.
- Personas con restauraciones dentales visibles: como mencionamos antes, los empastes, coronas y carillas no cambian de color, por lo que el resultado puede ser desigual.
Como bien saben los profesionales de Clínica Blanc, siempre es recomendable acudir a un dentista especializado para realizar un diagnóstico personalizado antes de someterse a un blanqueamiento, ya que algunas condiciones pueden requerir alternativas más adecuadas para mantener la salud bucal.
Precio del blanqueamiento dental.
El coste del blanqueamiento dental varía en función del tipo de tratamiento elegido y del país o ciudad en la que se realice. En general:
- Blanqueamiento en clínica: puede oscilar entre 200 y 600 euros, dependiendo de la técnica empleada y la cantidad de sesiones necesarias.
- Blanqueamiento con cubetas personalizadas: tiene un precio medio de 150 a 400 euros, ya que se requiere un molde a medida.
- Blanqueamiento con productos comerciales: las tiras blanqueadoras y geles pueden costar entre 20 y 100 euros, pero su efectividad es menor.
- Pastas dentales blanqueadoras: son la opción más económica, con precios que rondan los 5 a 20 euros, aunque los resultados son limitados.
Es importante recordar que los tratamientos más baratos pueden no ofrecer resultados duraderos o seguros, por lo que siempre es recomendable acudir a un profesional para recibir asesoramiento.
Mitos sobre el blanqueamiento dental: ¿Duele?
Existe la creencia de que el blanqueamiento dental es un procedimiento doloroso, lo que genera miedo en muchas personas que desean mejorar el color de sus dientes. La realidad es que este tratamiento no debería causar dolor si se realiza correctamente y con los productos adecuados. Lo que sí puede suceder es que algunas personas experimenten una mayor sensibilidad dental después del procedimiento. Esta sensación suele ser temporal y se debe a que los agentes blanqueadores penetran en el esmalte para descomponer las moléculas que causan las manchas. Durante este proceso, las terminaciones nerviosas pueden quedar más expuestas, lo que provoca molestias ante estímulos como el frío o el calor. Sin embargo, esta sensibilidad desaparece en pocos días y, en la mayoría de los casos, puede controlarse con el uso de geles desensibilizantes o pastas dentales específicas.
Otro mito extendido es que el blanqueamiento dental desgasta el esmalte y debilita los dientes. Esto solo ocurre cuando se abusa de productos no regulados o se emplean métodos caseros sin supervisión profesional. Los tratamientos llevados a cabo en una clínica dental o siguiendo las indicaciones de un especialista están formulados para aclarar el color sin comprometer la estructura dental. El esmalte no se «quema» ni se vuelve más frágil, siempre que el procedimiento se realice con los tiempos y concentraciones adecuadas.
También se cree que los dientes pueden volverse artificialmente blancos hasta alcanzar un tono extremadamente brillante. En realidad, el blanqueamiento dental no funciona como una pintura que cubre el diente, sino que aclara su color natural eliminando las manchas acumuladas con el tiempo. No todos los dientes responden de la misma manera, y el resultado final depende de factores como la genética, el grosor del esmalte y el tipo de pigmentación presente en la dentadura. Es común que algunas personas consigan un tono más blanco que otras, pero siempre dentro de los límites naturales de cada estructura dental.
Algunas personas piensan que, una vez realizado el blanqueamiento, los dientes permanecerán blancos para siempre. La duración de los resultados depende del estilo de vida y los hábitos alimenticios de cada persona. Consumir café, vino tinto, té o fumar puede provocar que las manchas reaparezcan con el tiempo. Mantener una buena higiene bucal y realizar retoques periódicos ayuda a conservar el color obtenido, pero no hay un efecto permanente que impida que los dientes vuelvan a oscurecerse con los años.
Alternativas para mejorar el color de los dientes
Para aquellos que no pueden o no quieren someterse a un blanqueamiento dental tradicional, existen otras formas de mejorar la apariencia de los dientes. Algunas opciones incluyen:
- Limpiezas profesionales: a menudo, una limpieza dental profunda puede eliminar manchas superficiales y mejorar el color de los dientes sin necesidad de químicos.
- Carillas dentales: si el problema es severo o el blanqueamiento no es efectivo, las carillas pueden ser una solución duradera para mejorar la estética de la sonrisa.
- Cambio de hábitos: reducir el consumo de alimentos y bebidas que manchan los dientes y mantener una buena higiene bucal puede ayudar a conservar un tono más claro.
- Uso de remedios naturales: algunos optan por bicarbonato de sodio o carbón activado, aunque su uso frecuente puede dañar el esmalte.